Lloramos todos

Te parte el alma: la muerte que golpea a Angelito Di María

"Era un tipazo", se vio a varios hombres llorar en el último adiós.

QPJ SOCIEDAD

En un emotivo homenaje que conmovió a todo el mundo del fútbol, las cenizas de Miguel Ángel Russo fueron llevadas al Gigante de Arroyito, estadio que lo vio como ídolo y referente. La ceremonia, cargada de emoción y respeto, reunió a exjugadores, familiares, amigos y miles de hinchas de Rosario Central, que se acercaron para despedir al histórico entrenador. Entre lágrimas, figuras como Ángel Di María y el Kily González no pudieron ocultar la tristeza por la pérdida de quien fue mucho más que un técnico: un verdadero guía y ser humano ejemplar.

Russo, fallecido recientemente a los 68 años, había luchado con coraje contra un cáncer que enfrentó durante años con la misma entereza que mostró en su carrera deportiva. Su fortaleza, su humildad y su compromiso lo convirtieron en un personaje muy querido en todos los clubes por los que pasó, y especialmente en Central, donde dejó una huella imborrable tanto en lo deportivo como en lo humano. Su figura trascendía los resultados: era reconocido por su integridad, cercanía con los jugadores y respeto por los valores del fútbol.

Durante el homenaje, se vivieron momentos de profunda emoción. El Kily González, notablemente conmovido, abrazó la urna con las cenizas de Russo, mientras que Di María, formado en el club y actual referente de la Selección, no pudo contener las lágrimas al recordar al hombre que marcó a generaciones. En las tribunas, se escucharon aplausos, cánticos y mensajes de agradecimiento que reflejaban el cariño del pueblo canalla hacia uno de sus grandes íconos.

Más allá de su legado en los banquillos, Russo fue recordado como un "tipazo" por todos los que lo conocieron. Futbolistas, colegas y dirigentes coincidieron en destacar su calidad humana, su generosidad y su forma sencilla de vivir el fútbol. La despedida en el Gigante fue un símbolo de ese amor que supo sembrar a lo largo de su vida: un hombre que se fue aplaudido de pie, no solo por su carrera, sino por la dignidad con la que la vivió.

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