Se fue a cortar el pelo un viernes y lo trataron de infiel, "sólo aplica para hombres"
Insólito relato que es viral en las redes. ¿Te pasó?
¿Corte de pelo, uñas hechas o señales de infidelidad? La teoría que circula en la calle y en las redes.
Una teoría no escrita pero repetida con convicción en charlas informales, de redes sociales y algunos encuentros de amistades, sugiere que los hombres infieles se cortan el pelo los días viernes. Según esta mirada popular, ese gesto aparentemente inocente sería en realidad parte de una puesta a punto para el fin de semana, con la intención de verse mejor y aumentar las chances de una conquista efímera. Breve y adúltera, por cierto. El corte funciona como una señal silenciosa, parte de un ritual que también puede incluir ropa nueva, perfume distinto o zapatillas limpias. Cuando la ropa nueva es "la ropa interior", ya es para preocuparse.
El fenómeno, por más que no tenga ningún sustento científico, se instala con fuerza en el imaginario colectivo. Algunos lo asocian con un cambio de energía antes de salir, otros lo ven como un simple mantenimiento de la imagen. Sin embargo, hay quienes aseguran que el hombre que elige el viernes para ir a la peluquería lo hace con una intención más concreta: "enganchar".
Curiosamente, este supuesto no se traslada igual al caso de las mujeres. Que una mujer se corte el pelo un viernes no despierta el mismo tipo de sospecha. Se interpreta como una forma de autocuidado, renovación personal o, incluso, un cierre de ciclo emocional. Pero sí hay un detalle que para muchos puede tener otra lectura: las uñas.
Una mujer que se hace las uñas, especialmente si elige diseños elaborados o tonos llamativos, puede estar emitiendo una señal más sutil. En ciertos círculos, se interpreta como un gesto de seducción o una forma de prepararse para una cita que aún no fue confirmada, pero que ya se desea.
Detrás de estas ideas aparece una pregunta más profunda: ¿la monogamia es una elección real o apenas una construcción cultural sostenida por rutina y mandato? ¿Hasta qué punto los vínculos estables resisten las ganas de experimentar algo nuevo? Para algunos, la fidelidad es una convicción; para otros, una etapa que dura hasta que aparece el deseo de probar otra cosa.
La teoría callejera, con sus códigos y lecturas entre líneas, no busca dar respuestas absolutas. Pero sí pone en evidencia que los gestos mínimos -como un corte de pelo o unas uñas recién hechas- pueden tener más de un significado, dependiendo del momento, la persona y el contexto. Tal vez no indiquen una infidelidad concreta, pero sí revelan un interés latente: el de seguir gustando, aunque sea por fuera de la pareja.
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