Qué significa mover las piernas sin parar en una reunión: insólita explicación
La explicación psicológica sorprendió a cientos de personas.
Estás en una reunión, en el cine o en clase, y alguien al frente no deja de mover la pierna. Ese vaivén puede parecer molesto, pero según la psicología y la neurociencia, no siempre es un acto consciente: muchas veces se trata de una respuesta automática del cuerpo ante el estrés, la ansiedad o la falta de estímulos.
El gesto, conocido como "sacudir la pierna" o "patear al aire", es tan común que muchas veces lo pasamos por alto. Sin embargo, es una forma de lenguaje corporal, una señal silenciosa que puede indicar mucho sobre el estado mental y emocional de una persona.
El cuerpo habla cuando la mente no puede
Desde el enfoque psicológico, este movimiento repetitivo se considera una conducta motora involuntaria. El psicólogo argentino Hugo Marietan, especializado en conducta, lo define como nerviosismo motriz: una vía de escape inconsciente frente a la sobrecarga mental. "No siempre responde a un pensamiento consciente, sino a una necesidad del cuerpo de liberar tensión", explica.
Una investigación de la Universidad de Harvard, liderada por el doctor Jerome Kagan, reveló que estos movimientos suelen aparecer cuando hay estimulación cerebral alta no canalizada. En otras palabras, cuando la mente está hiperactiva, el cuerpo se encarga de drenar parte de esa energía en forma de movimientos repetitivos.
¿Solo estrés o también aburrimiento?
No siempre se trata de ansiedad. En ocasiones, este tipo de gestos también responde a lo que se llama autoestimulación sensorial: el cuerpo se "entretiene" cuando el entorno no le ofrece suficientes estímulos. Por eso es más frecuente ver este comportamiento en contextos monótonos, como una clase aburrida o una espera larga.
¿Hay que preocuparse?
En la mayoría de los casos, mover la pierna es inofensivo. Sin embargo, puede ser un síntoma de trastornos más complejos, como el síndrome de piernas inquietas, un trastorno neurológico que afecta al 7% de la población, según la Clínica Mayo. También puede ser parte de un cuadro de ansiedad generalizada, especialmente si viene acompañado de otras conductas como morderse las uñas o tamborilear los dedos.
A nivel social, este movimiento puede interpretarse como una señal de nerviosismo, impaciencia o falta de interés, lo que puede generar molestias o malos entendidos en entornos compartidos.
Observar sin juzgar
El desafío está en no minimizar ni estigmatizar estos gestos, pero tampoco ignorarlos. A veces, lo que el cuerpo repite sin pausa es lo que la mente todavía no sabe cómo decir. Observarnos -y observar a los demás- con empatía puede ser una forma de acercarnos al verdadero estado emocional que se esconde detrás de lo que parece un simple tic.
Comentarios