Por qué los narcos buscan ingenieros informáticos y programadores: el nuevo perfil del crimen organizado
El poder del narcotráfico ya no solo se mide en armas o dinero, sino también en líneas de código.
Durante años, el narcotráfico fue sinónimo de violencia, rutas clandestinas y dinero en efectivo. Pero en la última década, el negocio se volvió más sofisticado: los carteles necesitan cerebros, no solo sicarios. Hoy, los ingenieros informáticos y programadores son piezas clave en las estructuras criminales más avanzadas de América Latina.
La transformación tecnológica del narcotráfico va desde el lavado digital de dinero hasta el cifrado de comunicaciones y la gestión de redes logísticas con software propio. En ese nuevo tablero, los ingenieros en sistemas, técnicos en redes y expertos en ciberseguridad son reclutados -a veces de forma directa, otras bajo engaños- para fortalecer las operaciones de las bandas.
"Los narcos ya no operan solo con mulas o sicarios, también con programadores que diseñan apps, falsifican transferencias o encriptan sus mensajes. La logística criminal hoy necesita talento técnico", explicó un especialista en delitos informáticos de Gendarmería.
Entre las tareas más buscadas por las organizaciones figuran:
-
Desarrollo de software de mensajería encriptada para evitar intervenciones judiciales.
-
Manipulación de sistemas bancarios o billeteras virtuales para el lavado de activos.
-
Creación de sitios web, tiendas falsas y redes de venta online para mover dinero o droga bajo fachada legal.
-
Hackeos a bases de datos estatales o policiales, para conocer operativos antes de que ocurran.
Los expertos advierten que la frontera entre el crimen "tradicional" y el "digital" es cada vez más difusa. En zonas como la frontera norte de Argentina, donde conviven el contrabando, el tráfico y la pobreza estructural, jóvenes con formación técnica son blanco fácil para estas redes.
"Les ofrecen dinero rápido, trabajo remoto o proyectos ‘de tecnología'. Cuando quieren darse cuenta, están programando para lavar plata o borrar rastros digitales", contó un investigador de delitos complejos.
La interpol y unidades de cibercrimen en varios países ya detectaron la expansión del fenómeno: los carteles buscan programadores freelance, compran bases de datos, montan granjas de minería de criptomonedas y hasta desarrollan inteligencia artificial para analizar rutas seguras y patrones de movimiento policial.
El crimen organizado entendió que el poder cambió de forma: hoy se trafica también con datos, algoritmos y accesos.
Y detrás de cada operación digital, hay un ingeniero que -por dinero, miedo o necesidad- pone su conocimiento al servicio del delito.


Comentarios