Muchos jujeños engañan a su pareja como vía de escape a su realidad económica
Parece una excusa pero varios aseguran que es verdad.
En la Argentina, las crisis económicas no solo golpean el bolsillo: también dejan huella en la vida amorosa. Una investigación de la plataforma Gleeden -especializada en vínculos no monógamos y creada para mujeres- reveló que el 27% de los argentinos admite haber sido infiel, muchas veces como una vía de escape frente a la incertidumbre y el desgaste emocional.
El estudio señala que el 78% de los encuestados percibe que las dificultades financieras afectan su vida afectiva, sobre todo al momento de iniciar nuevas relaciones. El impacto es visible: menos salidas, menos espacios de intimidad y un marcado descenso en el deseo sexual.
Tres de cada cuatro participantes reconocieron que redujeron sus visitas a restaurantes, y más de la mitad también limitó los encuentros en hoteles o albergues transitorios. La intimidad, en consecuencia, se traslada a lugares privados y de bajo costo, como casas particulares o vehículos.
El informe también advierte que el 45% de los usuarios reporta una disminución en la libido, directamente vinculada al estrés y a la tensión económica. "Las crisis no solo deterioran la motivación en lo laboral o lo social, también atraviesan la sexualidad y la capacidad de conexión íntima", explicó Silvia Rubies, Directora de Comunicación de Gleeden para Latinoamérica.
La llamada Radiografía de la No Monogamia en Argentina 2025 ubica a la infidelidad como la práctica más extendida frente a modelos consensuados como el poliamor o las relaciones abiertas. En un país habituado a convivir con sobresaltos económicos, las parejas tampoco escapan al temblor: menos deseo, menos romance y más secretos.
Cuando la economía tambalea, la infidelidad se convierte en un refugio inesperado.
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