Es tremendo

¿Halloween sí o no? El mensaje que se hizo viral con esta actividad tan cuestionada

Comercios, empresas, grandes y chicos se hacen eco de esta tradición y hay opiniones a favor y en contra.

QPJ SOCIEDAD

"ESTIMADOS ADULTOS": A los niños les gusta Halloween solo por la idea de disfrazarse y pedir dulces. Cuando salgan a la calle divertirse por que eso es lo que hacen.

No les den sermones de brujas. Simplemente ofrécele un dulce o una sonrisa.

¡SON NIÑOS!

Halloween, entre la diversión y la polémica: el debate que se repite cada año Cada 31 de octubre, las calles se llenan de disfraces, calabazas y risas infantiles. Sin embargo, junto con las calaveras de azúcar y los caramelos, vuelve también una discusión que divide a la sociedad: ¿deberíamos celebrar Halloween o evitarlo por ser una costumbre ajena o con raíces paganas?

La mirada a favor: la fiesta como juego y expresión cultural

Para muchos, Halloween es simplemente una ocasión lúdica y social. Los niños disfrutan disfrazarse, recorrer las casas y recibir dulces. No hay connotación religiosa ni ideológica, sino un espacio de fantasía, creatividad y convivencia.

Quienes defienden la celebración sostienen que fomenta la imaginación y la expresión artística a través de los disfraces; promueve la integración entre vecinos, ya que invita a participar en comunidad; y despierta el sentido del juego, algo que se valora en una época donde la infancia muchas veces se ve sobrecargada de exigencias.

La imagen que circula en redes y dice "Son niños" refleja justamente esta postura: el pedido de dejar de moralizar una fecha que, para los más pequeños, no tiene más intención que divertirse.

La mirada en contra: una tradición ajena y con raíces controvertidas

Del otro lado, hay quienes rechazan Halloween por diversos motivos. Algunos lo ven como una imposición cultural extranjera, especialmente de Estados Unidos, que desplaza las tradiciones locales como el Día de Todos los Santos o el Día de los Muertos.

Otros argumentan que su simbología -brujas, demonios, fantasmas- no es apropiada para los niños o contradice valores religiosos. En ese sentido, se organizan actividades alternativas "sin disfraces" o celebraciones que revalorizan costumbres propias.

Los detractores también señalan que la festividad se ha vuelto demasiado comercial, con un fuerte impulso de consumo de disfraces y dulces industrializados, perdiendo su sentido original.

En el medio: la posibilidad de convivir

Entre ambas posturas, cada vez más familias eligen un punto intermedio: permitir que los niños participen si quieren, sin imponer ni prohibir, y combinando Halloween con las tradiciones locales. Así, conviven las calabazas con las flores del 1º de noviembre, o los disfraces con actividades de reflexión familiar.

El debate sobre Halloween refleja algo más profundo que una simple fecha: la tensión entre lo global y lo local, lo tradicional y lo nuevo.

Pero al final del día, quizá valga la pena recordar el mensaje de la imagen: los niños no piensan en símbolos ni ideologías, solo quieren divertirse.
Y tal vez, al menos una noche al año, dejar que la fantasía gane sea el mejor "truco o trato".

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