Palpalá entre las ciudades más pobres del país: lo confirmó el INDEC
Un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos reveló que el 31,2% de los habitantes de Jujuy vive por debajo de la línea de pobreza.
Un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) reveló que el 31,2% de los habitantes de Jujuy-Palpalá vive por debajo de la línea de pobreza, mientras que el 6,9% se encuentra en situación de indigencia. Los datos corresponden al primer semestre de 2025 y forman parte del mapa nacional de la pobreza, que muestra marcadas desigualdades entre regiones.
Aunque el porcentaje representa una leve mejora respecto del año pasado, la realidad económica sigue golpeando con fuerza a los hogares palpaleños, especialmente a aquellos con niños o jóvenes. A nivel nacional, el 45,4% de los menores de 14 años vive en hogares pobres, una tendencia que también se replica en el Noroeste argentino.
El estudio señala que el Noreste (NEA) continúa siendo la región más afectada, con un promedio del 39% de pobreza, mientras que el Noroeste (NOA) registró un 31,2%, con picos en Gran Catamarca (34%), Santiago del Estero-La Banda (32,5%) y La Rioja (32,4%).
En el caso de Jujuy-Palpalá, la mejora de los ingresos familiares y la contención social evitaron que los índices sean más altos, aunque los niveles de informalidad laboral y el aumento del costo de vida siguen siendo los principales factores de vulnerabilidad.
Los especialistas advierten que la pobreza se concentra en los barrios periféricos, donde los ingresos familiares están, en promedio, un 37% por debajo del valor de la canasta básica total. En tanto, la indigencia se mantiene estable, con familias que no logran cubrir los alimentos mínimos necesarios.
Si bien el informe del Indec muestra una caída generalizada de la pobreza en varios puntos del país, Palpalá sigue dentro de los aglomerados más comprometidos del NOA, donde las desigualdades estructurales, la falta de empleo formal y los bajos salarios limitan la recuperación económica.
La situación abre un nuevo desafío para los gobiernos provincial y municipal: cómo sostener la baja del índice sin depender exclusivamente de planes sociales, apostando al desarrollo productivo, la inversión privada y la generación de empleo genuino.
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