Rugbiers lo desfiguraron a golpes, le pusieron placas y tornillos en la cara
Pena para los agresores y multa millonaria, atacaron al joven a la salida de un boliche.
Una feroz golpiza, dos rugbiers condenados y 110 millones de pesos de indemnización: "Vivo con 4 tornillos y 18 placas en la cara".
Ivo Zulli tenía 18 años cuando fue brutalmente atacado a la salida de un boliche de La Plata, en 2016. Nueve años después, la justicia emitió un fallo ejemplificador
Era la madrugada del 16 de octubre de 2016 en La Plata. Ivo Ezequiel Zulli, un joven de 18 años, había salido a festejar el cumpleaños de dos amigos en el bar El Copetín, ubicado en diagonal 74. Lo que debía ser una noche de celebración se transformó en una pesadilla que marcaría su rostro y su vida para siempre: recibió una feroz golpiza por parte de dos rugbiers. Nueve años después, los dos fueron condenados pero uno de ellos deberá pagarle a la víctima una indemnización de $110 millones.
El violento incidente comenzó cerca de las cuatro de la mañana, en medio de un confuso episodio. Uno de los rugbiers, habitué del lugar, creyó que Ivo le había arrojado un vaso con líquido, pero en realidad la responsable había sido una joven.
La confusión fue el punto de partida. El rugbier lo increpó y comenzó la agresión, a la que se sumaron amigos del deportista. El personal de seguridad del bar tomó una decisión sorprendente: expulsó a Ivo junto a sus atacantes, mientras sus amigos quedaban adentro. Así, en plena calle, desprotegido, el joven quedó a merced de quienes poco después lo golpearían con una brutalidad desmedida.
El ataque que sufrió Ivo por parte de los rugbiers ocurrió a la salida del bar "El Fortín" de La Plata, en 2016
Ya en la vereda, Ivo intentó alejarse, pero los rugbiers lo siguieron. Correr por la rambla de diagonal 74 no sirvió de nada: los golpes lo alcanzaban una y otra vez en el rostro y el cuerpo. Su ropa quedó destrozada, perdió una zapatilla y hasta su reloj. En ese momento, uno de sus amigos lo ayudó a recuperar parte de sus pertenencias.
Pero la violencia no cesó. Cuando intentaba escapar, llegó a la esquina de calles 19 y 58. Allí lo esperaba otro de los rugbiers del grupo. Un solo golpe, certero, lo cambió todo. Un puñetazo en la cara lo tiró al suelo, dejándolo desorientado, con un dolor insoportable y sin saber que ese instante marcaría el inicio de una larga lucha.
Horas después, al volver a su casa, Ivo comenzó a vomitar sangre y no podía soportar el dolor. Fue trasladado al Hospital Español de La Plata, donde los médicos confirmaron que tenía una fractura de maxilar y de piso de órbita. Se trataba de una lesión de alta complejidad que requería cirugía.
El 26 de octubre de ese año, el doctor Sebastián Berrhaus lo operó. "Vivo con cuatro placas y dieciocho tornillos insertados en el rostro para sostener los huesos", remarcó el joven en diálogo con Infobae, quien tuvo que realizar tratamientos psicológicos y psiquiátricos para enfrentar lo que se venía. Según el diagnóstico médico, las secuelas serían permanentes.
Ivo sufrió una fractura de maxilar y de piso de órbita. Fue operado en el Hospital Español de La Plata
La vida después de la golpiza
La recuperación fue lenta y dolorosa. Ivo convivió con fuertes dolores en la cara y en la cabeza. Muchas actividades físicas que antes eran parte de su vida quedaron prohibidas. Una nueva fractura no resistiría otra cirugía.
Pero no solo se trataba de las limitaciones físicas. El espejo reflejaba una nueva imagen: cicatrices en los párpados, marcas internas en la boca, una expresión distinta. Esa transformación alteró su autoestima y su relación con los demás.
La justicia constató que el daño no fue sólo físico. Una pericia psicológica determinó que padecía un trastorno adaptativo con ansiedad crónica, con una incapacidad psicológica permanente del 20%. Sumado al 40% de incapacidad física y al 35% estética, la sentencia concluyó que Zulli tenía un 68,8% de incapacidad total y permanente.
"Vivo con 4 tornillos y 18 placas en la cara", afirmó Ivo
El paso por la justicia penal
El camino judicial fue largo y complejo. En la causa penal, uno de los rugbiers accedió a una probation en 2018: suspensión de juicio a prueba con reglas de conducta durante dos años. Cumplidos los plazos, su acción penal quedó extinguida en 2020.
En cambio, el rugbiers que le pegó la trompada afuera del boliche enfrentó un juicio abreviado. Reconoció los hechos y fue condenado en septiembre de 2018 a un año y ocho meses de prisión en suspenso, además de tareas comunitarias y donaciones a entidades benéficas. La sentencia quedó firme semanas después. Allí quedó sellada la responsabilidad penal de uno de los rugbiers.
"Lo cierto es que la pena se convirtió en nada, y las tareas comunitarias generalmente no se hacen. En Estados Unidos, habrían ido a un correccional federal tres años y eso hubiera marcado un precedente. Si este fallo hubiese salido antes, los agresores de Fernando Báez Sosa lo hubieses pensado dos veces", enfatizó Marcelo Szelagowski, abogado defensor de Ivo.
A pesar que a simple vista el rostro de Ivo luce intacto, le quedaron secuelas de por vida y padece dolores con frecuencia, detalla Infobae.
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