Triste realidad

El cementerio de Perico se llenó de adictos: van a morir rodeados de tumbas

Una muerte expuso la dura realidad de las personas en situación de calle.

QPJ JUJUY

La imagen es tan brutal como real: personas con adicciones durmiendo entre tumbas, caminando sin rumbo frente a un cementerio que, tarde o temprano, podría convertirse en su último refugio. El hecho que activó todas las alarmas fue la muerte de un hombre en situación de calle, justo en la vereda de la Necrópolis San José de Perico.

Para Mirta Juárez, encargada del cementerio, esto fue el límite: "Van a morir rodeados de tumbas si no hacemos algo ya. Asistir no alcanza. Hay que reinsertarlos en la sociedad", dijo con una mezcla de impotencia y decisión en una entrevista con El Pórtico.

"No se trata de dar un abrigo o un plato caliente. Se trata de reconstruir vidas", expresó.

A diario, Juárez ve desde su puesto cómo se agolpan alrededor del cementerio jóvenes y adultos atrapados en el consumo, muchos de ellos invisibilizados por el Estado y la sociedad. Su denuncia es clara: "Los vemos morir lentamente y nadie hace nada".

"Dar comida no es suficiente: es violencia disfrazada de ayuda"

Juárez apuntó contra lo que llamó una "respuesta fragmentada" por parte de las instituciones: "Unos dan comida, otros un colchón por una noche... pero nadie se sienta a pensar cómo ayudarlos a dejar la droga, a volver a vivir con dignidad. Eso también es violencia".

Por eso, desde un lugar tan simbólico como un cementerio, decidió impulsar un proyecto integral de reinserción social que ofrezca tratamiento para las adicciones, asistencia psicológica, contención y formación en oficios.

"Quiero que tengan una razón para despertarse cada día. Que trabajen la tierra, que cocinen, que aprendan. Que recuperen la dignidad", dijo con firmeza.

Cifras que duelen

Según datos del Observatorio de Políticas Sociales de Jujuy, se estima que al menos 200 personas viven en situación de calle en el Gran Perico, muchas con consumo problemático. Sin políticas públicas sostenidas, la mayoría termina desamparada en plazas, baldíos... o frente a un cementerio.

"La gente se incomoda cuando los ve, pero no están ahí por elección. ¿Dónde está la red de salud mental? ¿Dónde están las comunidades terapéuticas?", cuestionó Juárez.

"Hoy fue una vida, mañana pueden ser más"

El mensaje final de Mirta no es solo un reclamo: es un llamado a toda la comunidad periqueña. "No podemos seguir ignorando. Hoy fue una vida, mañana pueden ser más. Si no hacemos nada, van a seguir muriendo solos, en la calle, rodeados de tumbas"./El Pórtico

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