Horror: el trágico final de un papá prófugo que se robó a sus hijos y vivió 4 años en un bosque
El hombre desapareció en 2021 con tres menores tras un conflicto de custodia. Sobrevivieron en campamentos precarios hasta que un robo armado terminó con su muerte.
Durante casi cuatro años, Tom Phillips, un padre de 39 años, mantuvo en vilo a Nueva Zelanda al huir con sus tres hijos y ocultarse en los bosques de Waikato, en la Isla Norte. Su historia terminó el lunes 8 de septiembre de 2025, en un tiroteo con la policía tras un robo armado en la zona rural de Piopio.
El caso comenzó en diciembre de 2021, cuando Phillips se llevó a Ember, Maverick y Jayda -de 5, 7 y 8 años en ese entonces- tras una disputa con su ex esposa, Catherine, por la custodia. Desde entonces, la familia desapareció de Marokopa y empezó una vida marcada por el aislamiento, los robos esporádicos y campamentos improvisados.
La policía describía a Phillips como un hombre con un "estilo de vida no convencional": sin redes sociales, sin bancos y dependiendo de la caza, la pesca y la recolección. Las pistas eran fragmentarias: un vehículo robado en 2023, un avistamiento con sus hijos en 2024 y cámaras de seguridad que lo mostraron forzando una tienda en agosto de 2025.
El desenlace llegó este lunes. Phillips fue interceptado cuando intentaba un nuevo robo armado acompañado por una de sus hijas. En el enfrentamiento fue abatido, mientras la menor resultó ilesa. Un oficial recibió un disparo en la cabeza y permanece internado en estado crítico.
Horas después, los otros dos niños fueron hallados en un campamento precario a dos kilómetros del lugar. Estaban vivos, aunque afectados por las duras condiciones de vida. Hoy permanecen bajo custodia estatal y reciben asistencia psicológica.
La madre de los menores, Catherine, expresó su alivio tras casi cuatro años de incertidumbre: "Los hemos extrañado cada día y estamos deseando darles la bienvenida con amor y cariño", dijo en Radio New Zealand.
El caso de Phillips abrió un debate en el país sobre la capacidad de las fuerzas de seguridad y sobre los límites entre la desesperación personal y la irresponsabilidad. Para algunos fue un padre que actuó para no perder a sus hijos; para otros, un fugitivo que los expuso al peligro.
El misterio sobre cómo sobrevivieron durante tanto tiempo persiste: conocimiento del terreno, habilidades de supervivencia y, posiblemente, ayuda de terceros explican lo que ya se convirtió en una de las historias más extraordinarias y polémicas de Nueva Zelanda.
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